
La gigantesca isla de basura frente a la costa de Honduras, en Centroamérica, ha causado pavor en lectores de todo el mundo. Asimismo la decisión de Donald Trump de abrir la explotación petrolífera en el 90% de las costas de Estados Unidos podría causar catástrofes ambientales como incendios y derrames de petróleo, algo de lo que hay decenas de antecedentes. Y es que lo que está pasando en la superficie de los océanos es muy malo, pero lo que estamos ocasionando a los fondos marinos es todavía peor. Un nuevo estudio publicado en la revista Science ha señalado, en términos inequívocos, que otra catástrofe se está desarrollando muy por debajo de la superficie. Nuestros océanos están siendo sofocados por nuestro comportamiento; sus profundas reservas de oxígeno están desapareciendo a una velocidad vertiginosa, y los principales sistemas biológicos de la Tierra está siendo perjudicados por este cambio. Desastre El estudio concluyó que “a largo plazo la afectación a estas condiciones son insostenibles y pueden provocar el colapso de los ecosistemas, lo que finalmente causará daños sociales y económicos”. La revisión es la más grande de su tipo y fue liderada por un enorme equipo internacional de investigadores conocidos colectivamente como la Red Global de Oxígeno Oceánico, o GO2NE. Las concentraciones de oxígeno en el océano, afirman los expertos, incluyendo tanto la gran extensión lejos de la tierra firme como a lo largo de las regiones costeras, han disminuido precipitadamente desde la década de 1950. Las zonas con cantidades mínimas de oxígeno o donde este está ausente, a veces denominadas “zonas muertas”, no son un fenómeno nuevo; han existido por cientos de millones de años. Sin embargo, hoy la cantidad de estas áreas y las extensiones de agua que ocupan se expanden rápidamente, y no necesariamente están siendo impulsados por procesos naturales. Estas zonas sin oxígeno se han cuadruplicado en tamaño desde los 50’s, mientras que aquellas cercanas a la costa hay aumentado por 10. Para decirlo de otra manera, las zonas muertas mínimas de oxígeno del océano abierto se han expandido en tamaño en 4,5 millones de kilómetros cuadrados, algo así como el tamaño de la Unión Europea o 46% del territorio continental de Estados Unidos. Aunque hay muchos extremófilos en los océanos que pueden vivir y proliferar felices sin oxígeno, es una necesidad para una gran cantidad de vida marina. Sin ella, algunos organismos mueren, las cadenas alimentarias colapsan y, teniendo en cuenta la cantidad de humanidad que depende de los océanos, pagaremos un precio demasiado alto a largo plazo. |